sábado, 15 de mayo de 2010

El problema es educativo...

Todos los días podemos percibir a través de los medios de comunicación las quejumbrosas, temibles y reiteradas malas noticias de las que es parte nuestra sociedad. Para nadie es un secreto que en Venezuela son asesinadas muchas personas, producto de la violencia desatada que ha hecho de nuestro país, uno de los lugares más peligrosos del planeta Tierra. Diariamente se puede ver como las principales morgues de nuestro país se llenan de personas que, en su mayoría, son jóvenes que están siendo asesinados y que representan la mutilación del aparato productivo, innovador y creativo de cualquier país.

Los móviles son diversos. Problemas entre bandas, ajustes de cuentas, sicariato, atracos, secuestros. Las causas no dejan de ser numerosas. Pobreza, marginalidad, crisis institucional en la administración de justicia se. Esto hacer sentir al venezolano común impotencia, rabia, desconfianza, temor...

Además de la violencia, también podemos experimentar a diario y a través de los medios de comunicación, la crisis política en la que vivimos. La gobernabilidad se ha hecho prácticamente imposible, las instituciones no gozan de la confianza de la población, los poderes están en manos de una sola persona, es decir, Hugo Chávez quien en 11 años de gobierno ha ido escalando espacios de manera abierta y agresiva que van aumentando sus poderes (aunque no su autoridad) en detrimento de la población, cuando debería ser al revés.

La crisis económica, producto de la crisis política también forma parte del menú. Las medidas económicas tendientes a centralizar en manos del Estado (¿o gobierno?) todos los medios de producción a través de una escalada de expropiaciones y confiscaciones de los medios privados de producción hacen que, la iniciativa privada se vea forzada a claudicar en sus intentos por invertir en Venezuela. Eso por no entrar en profundidades macroeconómicas y alargar el problema.

La conclusión no es sencilla. El tema esta en el tapete. El ciudadano común parece ignorar. Está ciego. No sabe dónde refugiarse. Lo mata el hampa, el gobiernero, el vendedor, el policia...el maestro. Sí, el maestro. La educación venezolana es pésima. Duele decirlo pues soy docente. Pero las soluciones se darán en la medida en que se resuelva de raíz, la problemática.

No quiero ahondar en el problema de la estructura de los planteles, ni en la temática de los sueldos de los profesores, ni en la Ley Orgánica de Educación, ni en la discusión del contrato colectivo. Quiero que se vea mi análisis desde el punto de vista de lo que es ético o no en la formación de un docente y su posterior incorporación en la vida de muchos muchachos que necesitan aprender (aunque en algunos casos, no quieran).

El bebé, el niño, el adolescente, el jóven adulto necesitan formarse. Cada uno en su etapa y en su tiempo y por las personas más aptas para hacerlo. Nosotros los docentes tenemos una responsabilidad enorme que nos está quedando grande y que nos ha venido quedando grande desde hace por lo menos veinte años. El hecho educativo debe responder a la participación de personas interesadas en que éste se de bien. En dejarse de egoísmos y hacer el trabajo para el que fuiste formado...¿te quejas de tu sueldo? es verdad que no son los mejores, pero también es verdad que nadie obligó a los docentes estudiar lo que estudiaron. Más bien al contrario: la sociedad no ve la profesión como digna ni importante. A pesar de que el buen docente forma los hijos de la sociedad. Una sociedad sana y equilibrada responde a la formación que un buen docente ha dado a sus hijos.

La tarea es titánica, las adversidades también lo son. Pero tenemos que estar convencidos de que se hace esto por la formación del ciudadano que junto a nosotros, sacará al país de la crisis institucional que viene atravesando durante por lo menos treinta años...nuetsra profesión es digna porque da vida, genera vida y esa vida son las personas que nosotros estamos encomendados por Dios, a formar.